Artículo publicado en el diario “El Litoral” de Santa Fe, el 27-04-03
¿SE ENSEÑA BIEN LA MATEMÁTICA?
Autor:
Amaro Yardin
No soy un especialista en educación, por lo que las opiniones arriesgadas en este artículo llevan el sentido de estimular el interés de los maestros y profesores de matemática para que las refuten, posibilitando un acercamiento dialéctico a la verdad.
Creo que la pedagogía de la matemática emplea un tiempo dramáticamente prolongado en enseñar la mecánica de las operaciones, en desmedro de la transmisión de los conceptos.
En la escuela primaria, los niños son sometidos a la tortura de aprender de memoria las tablas de multiplicar, de aprender el procedimiento para dividir, y hasta ...... ¡calcular la raíz cuadrada sin el auxilio de una simple calculadora!
Cuando, hace pocos días, encontré a mi nieta, en medio del más hondo sufrimiento, intentando dividir 13.542 por 637, casi me paralizó el espanto. De pronto, me imaginé puesto en semejante obligación!!!. Seguramente tendría que dedicarle varios minutos (quizás algo menos de una hora) para arribar a un resultado, casi con seguridad erróneo.
El progreso tecnológico nos proporciona hoy la posibilidad de acceder a pequeñas y cómodas calculadoras electrónicas a precios irrelevantes, aún después de la descomunal devaluación. Parece un sacrilegio impedir el uso de estos elementos a los alumnos en cualquier nivel del proceso educativo.
Hace poco tiempo una profesora de matemática, opuesta tenazmente al empleo de calculadoras en las escuelas, sostenía que su uso llevaría a una inaceptable dependencia de estos fantasmales aparatos. De inmediato pensé que la invención los palillos de fósforo nos produjo una insoslayable dependencia. ¿Habría sido más confortable seguir frotando un palito seco para producir fuego?
¿Por qué no emplear más tiempo en la transmisión de conceptos, y suprimir de raíz la enseñanza de las operaciones mecánicas para sumar, restar, multiplicar o dividir? ¿Existe hoy alguien que divida 13.542 por 637 sin el auxilio de una calculadora? ¿Alguien calcula “a cabeza” la raíz cuadrada de 4.637?
A los niños y jóvenes de nuestras escuelas y universidades tenemos que enseñarles conceptos. De las operaciones se encargan las máquinas. No tenemos que obligarlos a saber cuánto es 7 por 8, ni 72 dividido 9. Tenemos que enseñarles el significado de la multiplicación y la división.
¿Cuántos egresados de la escuela media saben que el logaritmo decimal de A es la cifra a la que hay que elevar el número 10, para obtener A? Y, sin embargo, los chicos salen del secundario luego de haber realizado centenares o miles de operaciones con logaritmos. Conocen la técnica. Ignoran el concepto.
Si yo fuera maestro de escuela primaria, procedería de la siguiente manera:
a) En primer lugar, les enseñaría el significado de los números y la operación de contar.
b) Luego, les entregaría un pequeño puñado de porotos (por ejemplo, 7 porotos) y les pediría que los cuenten.
c) A continuación, les entregaría otro puñado (digamos, 4 porotos) y también les pediría que los cuenten.
d) Hecho esto, juntaría ambos conjuntos de porotos y también les pediría que los cuenten. Obviamente, encontrarían 11 porotos.
e) Entonces, acercándoles una calculadora, les pediría que digiten el número 7, luego el signo +, luego el número 4 y, finalmente, el signo =.
¡¡¡Me imagino la cara de felicidad que pondrían al ver que aparece el número 11 !!!
Emplearía todo el tiempo disponible en reiterar los conceptos y los llenaría de problemas de complejidad creciente, de tal modo que adquieran la habilidad de detectar cuáles son las operaciones que corresponde realizar (sumas, restas, multiplicaciones, divisiones). Pero en ningún momento los obligaría a realizarlas sin el apoyo de una calculadora.
Los profesores de matemática deben concentrarse en transmitir conceptos, dejando las operaciones mecánicas para ser resueltas por las herramientas que nos proporciona el avance tecnológico.
Creo que la aplicación de este temperamento contribuiría a mejorar sensiblemente los conocimientos matemáticos de los alumnos, así como su aptitud para diseñar los modelos adecuados frente a problemas cambiantes.
Reitero que este artículo no busca una adhesión acrítica. Estas deshilvanadas reflexiones sólo pretenden abrir una fecunda discusión en torno al viejo problema de la enseñanza de la matemática.
14 - SE ENSEÑA BIEN LA MATEMÁTICA - 2003
martes, 4 de mayo de 2010 Publicado por Amaro Yardín en 15:07

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